La arena empezaba de nuevo a rebatirse violentamente arrastrada por el viento, y Boy tuvo que ceñirse la máscara y bajar el visor para taparse antes de que la arena se le metiera en los ojos. No le gustaba usar el visor salvo cuando era estrictamente necesario, y eso sólo podÃa ser en dos ocasiones… o entrenando, o en combate real.
El visor electrónico estándar de la máscara de los comandos especiales MS no sólo servÃa como protección – ofrecÃa muchas funciones importantes. Mini-radar estratégico, ampliación de luminosidad, detección de formas hostiles, localización de compañeros de escuadrón… sin embargo, a Boykott (que era su nick real) no le gustaba demasiado la idea de tener que llevarlo siempre. Le gustaba ver con sus propios ojos. De las pocas cosas desordenadas que aún quedaban de su vida anterior (anterior a Void, y al lavado de cerebro que sufrió al ser recogido por el MacroSindicato) era, por un lado… esa aversión hacia la maquinización de lo humano… y por otro, su nick.
Boykott. Aunque en su escuadrón (el comando Falke) sus compañeros le conocÃan como Boy… Salvo cuando se encontraban de servicio, momento en el cual solo se podÃan referir a él como estipulaba el reglamento – con su designación de escuadrón y número de referencia hexadecimal. Falke-1A. Era algo a lo que, varios años estándar después de haber ingresado en el Sindicato, no habÃa llegado a acostumbrarse.
Que en mitad de un tiroteo, cuando sus vidas pendÃan de un hilo, o antes de iniciar una operación de sigilo, tenÃa que asimilar que cuando alguien gritaba ‘¡1A!’ se estaban refiriendo a él. Quizá en un momento crÃtico del que dependÃa que vivieran o no para contarlo, luchando en el desierto con una banda de Frem que atacara su convoy. 1A era él. Perdió su nombre, el cual ni siquiera recordaba, y parecÃa que en algún momento iba a perder también su nick.
– 1A, 1A, hora del relevo. ¿En qué estás pensando? Ni siquiera me has visto llegar.
Boy se puso firme asustado, como despertando de un sueño en el que no llegas a entrar del todo, y miró a su lado. Era Seipher, o deberÃa decir, Falke-08, uno de sus mejores compañeros. VenÃa a relevarlo en su turno de vigilancia.
– Lo siento, 08. Estaba un poco ausente. La visión del desierto, y este tiempo, me incomoda.
Boy miró de nuevo hacia el horizonte. La débil tormenta que se habÃa formado levantaba el suficiente polvo como para que no se viera nada más que un pálido naranja oscuro en movimiento más allá de 800 metros al norte del pequeño puesto vigÃa. La pequeña trinchera y la caseta de hormigón totalmente sellada permanecÃan impasibles ante el azote de la arena que se estrellaba violentamente contra ellas, y más al sur se distinguÃa la silueta de los barracones de la base militar, y el macizo bloque enorme del centro de operaciones. La pantalla de polvo y arena que cubrÃan el escaso kilómetro entre el puesto y la base hacÃan que no se viera más que el contorno en un fondo anaranjado.
A veces Boy se preguntaba por qué tenÃan que tener la base en un dominio asÃ, peor incluso que el propio desierto de Void. No esperaba un paraÃso vacacional, pero las condiciones en las que se encontraban eran demasiado. Eran extremas. La polÃtica de entrenamiento y preparación del personal militar MS siempre le habÃa parecido un poco exagerada. Pero por otro lado, suponÃa que si habÃan llegado donde habÃan llegado, por algo tenÃa que ser.
Seipher retiró su visor hacia arriba y dejó entrever una mirada de preocupación a Boy. Se quedó mirándole un momento y le dijo:
– Boy, llevas unos dÃas poco centrado. Si alguien quisiera colarse, no sólo no se lo podrÃas impedir, sino que te encontrarÃas cayendo a Void antes de poder darte cuenta. ¿Qué te ocurre?
Boy le bajó el visor a Seipher de nuevo y le respondió, sintiéndose algo incómodo al hablar del tema.
– No lo sé. Supongo que es por el traslado. Nos tienen dos meses aquà y ahora a ese Devlab…
– Bueno, ya sabes. El traslado lleva tramitándose un tiempo. Todo funciona asà aquÃ. La verdad es que hubiera preferido también que no nos hubieran dejado dos meses estándar aquà en reserva…
– …No, no lo digo por eso. No me da buena sensación este nuevo destino. Ya sabes, estaremos bajo el mando de ese tal Wilson.
– Ah… ya. ‘El Führer’. SÃ… circulan algunos rumores sobre él. No sé, no te preocupes tanto. Después de todo, no creo que sea mucho peor que esta rutina.
– … supongo. Espero que no nos meta en lÃos. He oÃdo que habrá Sombras y todo defendiendo este Devlab… y no me caen muy bien. En fin, al menos me han dicho que la zona donde está ubicado es buena, y el Complejo es nuevo…
Seipher sacó el arma y tomó el puesto de Boy, dándole una palmada en la espalda y diciéndole:
– Seguro, seguro. Ve a descansar un poco. Luego te veo en el centro de recreo.
Boy se encaminó hacia la base. “Devlab #37…” pensaba. “Espero que no me toque cerca uno de esos engreÃdos del cuerpo de Sombras”.